A un paso

En esta ocasión quisiera despertar en el observador un sentimiento de vulnerabilidad, convivimos en una sociedad sometida por la violencia desde múltiples áreas; los grupos ilegales en disputa de zonas, el machismo, la religión, los partidos políticos y situaciones tan irrisorias como la simpatía por un equipo de fútbol. De esta situación quiero resaltar lo conocido como una frontera invisible, lo cual en el contexto de Medellín representa una delimitación de un territorio por parte de un grupo al margen de la ley dentro de la ciudad, y este fenómeno no discrimina a ningún tipo de persona, sea niños o adultos, hombres o mujeres, al cruzar una calle especifica te conviertes en un objetivo.

Dentro de este fenómeno encontramos algunos símbolos, pero en el caso particular se destaca el lanzar los zapatos a uno de los cables de energía como dos significados; una zona en la que se vende sustancias ilegales o una zona de la cual no se debe cruzar. Un símbolo indudable para muchos y contemplado con ingenuidad por algunos otros, pero evidencia de una condición de violencia que resalta la fragilidad del ser humano en nuestra sociedad.

“A un paso” una obra compuesta por zapatos de cerámica que están colgando en el techo del lugar de instalación, estos están colgados de forma aleatoria alrededor de una bombilla que se enciende y apaga con la frecuencia cardíaca promedio de una persona, pero al estar cerca a la bombilla la velocidad del palpito cambia, alcanzando la velocidad promedio del corazón humano cuando se tiene miedo, se está alterado o cuando se ha corrido, dando una sensación de alteración.

Nos encontramos ante una metáfora donde la luz intenta representar esas sensaciones vinculadas a las situaciones en las cuales nos sentimos amenazados, vulnerables o en peligro.

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